Por José Bujosa Mieses
La unidad no es una palabra, es el resultado de un proceso autocrítico y de adecuación de la izquierda a una época de cambios.
Un grupo de militantes de la izquierda dominicana están convocando a la celebración el próximo 12 de junio de un foro por la unidad de la izquierda. Iniciativa que aplaudo, aunque soy de los que sostienen que para lograr ese propósito unificador hay que comenzar partiendo de una seria autocrítica que ponga en alto relieve las causas que crearon la división, dispersión y atomización de nuestra izquierda.
Por tanto, tenemos que partir de los ‘’tres qué’’: ¿Qué hemos sido?, ¿Qué somos? y ¿Qué seremos? Metodología de análisis que nos va a conducir a la construcción de una nueva izquierda, alejada del dogmatismo, el sectarismo, el oportunismo, el individualismo y el arribismo, vicios característicos de la pequeña burguesía, capa social de la clase media que tiende a ocupar una posición revolucionaria cuando entra en un proceso de proletarización y pasa a ser conservadora cuando logra cristalizar sus aspiraciones burguesas.
No fue casual que la mayoría de las fragmentaciones de los partidos y grupos de la izquierda, surgida en los años de la post guerra se dividieran no solo por diferencias ideológicas sino por apoderarse de los bienes de la organización. Con la adquisición de estos bienes e inmuebles crearon otras organizaciones para tratar de justificar que la mayoría de las contradicciones fueron “político-ideológicas” y no por el apoderamiento de esas propiedades.
Recuerdo que cuando el grupo del IJ4 se fue para el MPD, en diciembre de 1965, connotados dirigentes exigieron a los que se quedaron en el 14 de Junio, parte de los bienes, incluyendo parte de los fondos bancarios existentes en el momento de la división.
‘’Fafa y 4 mas se fueron al MPD’’
Recuerdo que el periódico El Nacional publicó en su primera página la noticia siguiente; ‘’Fafa y cuatro más se van para el MPD’’. Los que se fueron renunciaron al IJ4 porque entendían que era el partido de la pequeña burguesía, lo que imposibilitaba a esta organización política transformarse en el partido de la clase obrera que a su juicio era el MPD. Esta fue la lucha interna entre ‘’transformistas’’ y ‘’no transformistas’’.
Tras su renuncia, el grupo ‘’no transformista’’ negoció con ‘’ los transformistas’’ la entrega de un por ciento de los bienes del partido, incluyendo parte de los fondos económicos, vehículos y otros bienes. Iguales experiencias vivieron otras organizaciones que se resistían al reparto defendiendo los bienes a capa y espada.
Esta manera de pensar, se decía, era propia de la pequeña burguesía enquistada en las direcciones de la mayoría de los partidos de izquierda. Y lo grave de todo es que estas luchas “ideológicas” internas terminaban salvo algunas excepciones, con la incautación o despojo de las propiedades o bienes de la organización sin ninguna transparencia o rendición de cuentas ni públicas, ni a las bases de sus organizaciones
Soy de los que sostiene que la gran división de la izquierda ocurrida en la década de los 70 y 80 se intensificó cuando empezaron a llegar fondos de capitalistas europeos y de Washington quienes aportaron grandes sumas de sus ganancias a la llamada Sociedad Civil a través de las ONG. Situación que despertó el interés de los pequeños burgueses enquistados en las direcciones de esos partidos que vieron una forma fácil y ‘’legítima’’ de adquirir recursos en dólares y euros para sus organizaciones.
De ahí surgieron los grandes proyectos sociales que eran presentados a las organizaciones capitalista de Europa y Washington quienes enviaban a sus gerentes y lobistas a investigar, en el lugar de los hechos, la solidez y validez de esos proyectos los cuales eran aprobados gracias a su intervención quienes también eran beneficiados si las agencias internacionales lo aprobaban.
Manejo de las divisas
El manejo de estas divisas y la inexistencia de información de los beneficios que estos producían, crearon desconfianza en algunos de sus miembros pues desconocían el uso que se les estaba dando a esos recursos. Esto finalmente creó las condiciones para el surgimiento de fracciones que fueron ganando adeptos en sus filas, provocando en algunos casos serios enfrentamientos, no por diferencias ideológicas sino por los bienes del partido.
Están son tristes verdades reveladoras de buena parte de las causas y consecuencias de la atomización de nuestra izquierda.
Es por ello que entiendo que para lograr una gran unidad debemos realizar una seria autocrítica no solo de estas desviaciones sino de las erráticas tácticas políticas aplicadas por los partidos de izquierda en la post guerra que provocaron la muerte de valiosos cuadros cuyas ausencias a produjeron un inmenso vacío en la dirección política revolucionaria.
Tenemos que actuar con la cabeza bien puesta y el cuerpo apoyado firmemente en los pies. En estos tiempos de cambios se hace difícil aplicar la teoría Marxista Leninista principalmente en algunos de sus postulados como la lucha armada, la reelección indefinida, el culto a la personalidad, el partido único, la abolición de la propiedad privada, la excesiva política de seguridad nacional, la intolerancia a todo tipo de diferencias y las limitaciones a la libertad de expresión y de pensamiento. Creo que insistir en estos postulados no garantiza -en estos tiempos- el partido que queremos construir para alcanzar el poder.
En ese contexto creo que para ser de izquierda no necesariamente hay que ser un seguidor del Marxismo Leninismo. Para mí la izquierda además de una ideología, es un sentimiento y una posición frente a la vida donde la lucha por la paz, la solidaridad, la honradez, la defensa de los valores patrios, la hermandad entre los pueblos, el rechazo a los países imperialistas, la defensa de los Derechos Humanos, la eliminación de la pobreza, la desigualdad, en todos los planos, el amor a los padres, a los niños, a los abuelos, a las mujeres, a los animales, la defensa del medio ambiente y los recursos naturales definen un comportamiento ideológico de izquierda.
Los tiempos han cambiado
Creo que los tiempos han cambiado y el Marxismo Leninismo debe ser renovado, actualizado porque no es un dogma, ‘’es una teoría para la acción’’. Y si creemos en la dialéctica y el materialismo histórico entonces no podemos temer a los cambios de que tanto hablamos y no practicamos. Hoy se hace difícil la aplicación de algunos de sus postulados como la dictadura del proletariado, el partido único, la abolición de la propiedad privada, la dictadura del proletariado y la guerra popular prolongada. Lo que no quiere decir que muchos otros conceptos filosóficos como el materialismo histórico, la dialectica y la autocrítica se tiren al olvido. Sino todo lo contrario. De lo que se trata es de adecuar la teoría a los cambios de un mundo que vive una revolución tecnológica que ha transformado a la humanidad en todos los campos y que obliga a renovar las viejas doctrinas para enfrentarla a la realidad impactante.
Recuerdo en los años de la post guerra cuando analizábamos la sociedad de entonces la definíamos como semi feudal y pre capitalista y concluíamos en la aplicación de la Guerra Popular del Campo a la Ciudad como indicaba el libro rojo del camarada Mao o el foco guerrillero del Che. Hoy las guerras no solo las ganan los que tengan más soldados sino el que tenga mayor dominio de la tecnología de guerra. O sea, el que tenga más armas de última generación como los drones, misiles supersónicos, submarinos atómicos, aviones invisibles a los radales y otras herramientas de guerra que ponen al mundo a temblar
La clase obrera de la década del 40
Algo que creo viable plantear en estas reflexiones sobre nuestra izquierda y la unidad es que, a lo largo de nuestra historia revolucionaria, desde los días de la década del año 1940, tiempo en el que surgió el Partido Democrático Revolucionario Dominicano (PDRD) que luego se refundó en el partido Socialista Popular y se organizaron huelgas en los Ingenios Azucareros, del Este, con el liderazgo de Mauricio Báez, Justino del Orbe, Heriberto Núñez. Teódulo Guerrero, Montas, Víctor Conde, Nicolas Mercedes, Manuel Cruz, Augusto Cesar Bautista, Freddy Valdez, Dato Pagan (asesorar laboral) en demandas de mejores salarios, jornadas laborables de 8 horas entre otras reivindicaciones a las que el tirano Trujillo tuvo que ceder. Estas conquistas colapsaron ante la represión sanguinaria del régimen que obligó a salir al exilio, a muchos de ellos a partir del año 1946 para evitar caer asesinados, y aún no se libraron de caer víctimas de los asesinos a sueldos de Trujillo, como fue el caso de Mauricio Báez, asesinado en el exilio.
Después de esta participación estelar de la clase obrera dominicana la dirección política de la resistencia anti trujillista en el país y en el exterior fue dirigida por sectores de las clases medias, cuya participación fue protagónica en las jornadas patrióticas organizadas en el exilio y en el país como la Expediciones de Luperón (1949), Cayo Comités (¡947), Constanza, Maimón y Estero Hondo (1959) y el magnicidio del 30 de mayo de 1961.
La expedición del 14 de junio 1959 que produjo la fundación del Movimiento Revolucionario Clandestino IJ4 mayoría de los conjurados de este movimiento de resistencia eran descendientes de la clase media con escasa presencia de obreros. Desde entonces la izquierda dominicana ha sido dirigida, en lo fundamental por sectores de la clase media, la mayor protagonista del proceso revolucionario desde antes de la caída del tirano.
El partido que más pequeños burgueses empobrecidos o proletarizados tenía en su membresía era el MPD quien asumió desde un principio la teoría Marxista Leninista y se proclamó el Partido de la Clase Obrera Dominicana. Su fundador López Molina, era descendiente de la pequeña burguesía, con algunas excepciones como la de Freddy Valdez creador de la consigna ‘’Lucha Interna o Trujillo siempre’’. Posterior a esta generación lograron escalar posiciones dirigentes importantes como Maximiliano Gómez (El Moreno), de origen proletario quien llegó a ser su secretario general. Otro gran dirigente de origen obrero lo fue Baldemiro Castro. Empero, este partido fue contaminado -como decían algunos militantes del MPD, con la entrada de los cactorcistas pequeños burgueses que renunciaron al IJ4 y pasaron al MPD.
La pequeña burguesía en la vanguardia
Con esto lo que quiero evidenciar que la pequeña burguesía es la que ha conducido el proceso revolucionario dominicano desde los tiempos del trujillato desplazando como vanguardia a la clase obrera y, con sus luchas ha sido el sector social que más sangre a aportado a la lucha de liberación del pueblo dominicano. Ya es hora de que la izquierda se quite la etiqueta de marxista leninista, maoísta, castrista, chavista, madurista, lulista etc. Hay que romper con ese colonialismo ideológico y colocar en su debida estatura a nuestros grandes próceres y héroes como nuestros guías fundamentales.
Recordemos que Fidel Castro, condujo una revolución inspirada en el pensamiento martiano, los nicaragüenses se inspiraron en el pensamiento anti imperialista de Augusto César Sandino; los venezolanos con Hugo Chávez a la cabeza en las ideas liberadoras de Simón Bolívar.
Todavía recuerdo aquellos días fogosos de la lucha estudiantil universitaria, los debates que se realizaban en un famoso Foro de Yenan donde los líderes estudiantiles debatíamos las tesis de abril, de Lenin, el libro Rojo de Mao, la obra de Debray Revolución en la Revolución y otras obras revolucionarias.
Recuerdo una vez que participaba en una marcha de izquierda los camaradas del Partido Comunista Dominicanos (PCD) y del MPD portaban banderas rojas con las efigies de Lenin y Mao y un transeúnte me preguntó ¿Quién es ese calvito? ¿Quién es ese chino? Fue en ese instante cuando más comprendí lo distantes que estábamos del pueblo.
La derecha y sus sucias campañas
Hay que reconocer que la derecha, al calificarnos de comunistas, izquierdistas, ateos terroristas busca confundir a las masas para disminuir en ellas sus simpatías hacia nuestras organizaciones. Desinformación que en algunos casos ha logrados sus efectos, pero en otros no le ha servido de nada, como fueron los casos de las elecciones que favorecieron con el voto popular a Gabriel Boric, postulado por el partido Comunista Chileno, Evo Morales en Bolivia, José Mujica en Uruguay y Lula da Silva en Brasil. Por lo tanto, se puede lograr la victoria cuando hay un fuerte liderazgo y se actúa con realismo y objetividad.
En el caso nuestro hemos sufrido de manera encarnizada una campaña sucia de parte de la derecha dominicana que estamos en la obligación de reducir a la mínima expresión siempre y cuando actuemos con tacto e inteligencia trabajando incansablemente con las masas aplicando políticas que nos conduzcan a recuperar la confianza y la simpatía que teníamos en épocas pasadas. No es posible que siendo uno de los pueblos de América Latina que más sangre ha derramado por la libertad, la democracia y el socialismo nuestra izquierda no haya sido capaz de alcanzar una curul en el congreso o en los ayuntamientos que marque la diferencia con los partidos del sistema.
Los tres qué
Luego que analicemos ‘’ ¿Que hemos sido?’’, ‘’ ¿Qué somos?’’ y ‘’ ¿Qué seremos?’’ tenemos que tener claro ‘’para dónde vamos.’’ De estos tres qué, este último es el más difícil de lograr, pues requiere de un alto nivel de desprendimiento, de voluntad política y sentido de unidad, y estar seguros de que ese es el camino a seguir para lograr el partido que queremos y el poder que aspiramos.
En este trayecto tenemos que ponernos de acuerdo con una plataforma electoral de izquierda, -de las que está legalizada en la Junta Central Electoral- que represente a todos los dominicanos de ideas izquierdistas, progresistas y revolucionarias. Que presente en la boleta a candidatos con posibilidades reales de ganar no para tapar huecos en las boletas. En el apoyo a esa boleta no debe primar -como ha sido una costumbre- la sumatoria de archipiélagos y parcelas en la que está dividida la izquierda.
Hay que despojarse del individualismo al momento de escoger candidatos con posibilidades de ganar. Si contamos con plataformas partidarias legalizadas en la Junta Central Electoral y estamos pensando en una propuesta electoral viable, unitaria y sincera debemos concentrarnos en un cien por ciento en una plataforma electoral que nos represente a todos, llegando a un acuerdo programático y escogiendo sin traumas los candidatos que unifiquen y representen a todos.
Ahí es donde la puerca tuerce el rabo
Cuando les digo que “Ahí es que la puerca retuerce el rabo” es porque en este punto de la unidad es que hay que demostrar una verdadera voluntad unitaria. No pretender imponer a figuras que no reúnan la aprobación de la mayoría, ni cuenten que la simpatía o popularidad requerida.
En el país hay figuras honestas y capaces de representar a nuestra izquierda en una boleta electoral viable. No pensemos solo en nuestros intereses partidarios; pensemos en la opción que nos garantice, sino ganar crecer dejando atrás los ridículos resultados que lograremos en las urnas.
A lo largo de mi militancia de izquierda he sido un abanderado de la unidad, pero fueron tantas las frustraciones, que opté por separarme de la militancia partidaria y asumir un activismo político social independiente, sin alejarme de mis raíces, a la espera del momento que parece que ha llegado para construir una nueva izquierda adaptada a nuestra propia realidad y apoyada en la dialéctica materialista que nos enseña que nada es eterno y que todo cambia.
Compromiso de honor irrespetado
Recuerdo que mi último esfuerzo por la unidad de la izquierda fue en ‘’Torrente Patriótico’’ impulsado por Diomedes Mercedes y el autor de este trabajo, entre otros dirigentes de la izquierda. Esfuerzo que concentró el 12 de julio del 2005 en uno de los salones de hotel Sheraton de santo Domingo a cientos de izquierdistas identificados con la unidad.
Un juramento de honor ante el sacrificio de los héroes de las expediciones de Luperón (1949), las de Constanza, Maimón y Estero Hondo, los caídos en Las Manaclas, con Manolo Tavarez Justo a la cabeza, los de la Guerra de Abril de 1965 y de las victimas de los 12 años de Balaguer, se hizo y se firmó ese compromiso de honor en un documento donde los presentes asumían la responsabilidad de una gran unidad. Juramento que se frustró al ser desconocido por quienes desde los primeros meses de fundada la nueva organización iniciaron un proceso de división que hizo colapsar esta iniciativa.
Aquí fue que le puse punto final a mis esfuerzos por unificar la izquierda que hoy vuelva a plantearse la esperada y deseada unidad que por lo general se traduce simplemente en un deseo, una esperanza que no logra cristalizarse.
Les confieso que no soy un teórico, más bien soy un pragmático crítico de izquierda, si se quiere irreverente frente a lo que no comparto y atenta contra lo que son para mí los mas puros intereses del pueblo dominicano.
Frente a esta nueva convocatoria unitaria apeló de nuevo a la esperanza de que de ella salga la verdadera y única unidad donde la avaricia, el oportunismo, la hipocresía y el irrespeto a lo aprobado -vicios de la pequeña burguesía- no se traduzca nueva vez en una nueva frustración. ¡Éxitos! ¡Viva la Unidad!
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