De cualquier modo hay que surgir de este marasmo político que aísla
a los revolucionarios de su matriz original, ahogándolo en la frustración y la nostalgia. El escenario actual es apropiado para salir a flote, no se debe
desperdiciar con pendejadas.
El denominado Foro por la Unidad de la Izquierda Dominicana, entidad integrada por dominicanos y dominicanas residentes en el exterior y en el territorio nacional, han anunciado la celebración, el próximo 12 de junio en el Colegio Médico Dominicano, de un evento unitario para analizar la situación económica, política y social del país, y contemplar la posibilidad de construir una oposición alternativa que enfrente a los políticos tradicionales y el modelo neoliberal.
Saludamos el llamado a los revolucionarios a discutir temas nodales y tan complicados que atañen a la sociedad dominicana, y de manera particular a la existencia misma de la izquierda revolucionaria. Su vida política ha navegado en un profundo mar de divisiones, aislamiento y un escaso poder de convocatoria. Un panorama delicado a considerar.
El movimiento revolucionario no tiene capacidad, por el momento, para voltear la estructura del capital instalada en la sociedad. Lo que indica, por obligación, estudiar su situación crítica a la luz de la teoría revolucionaria y de los profundos cambios que ha experimentado el mundo y nuestro país. Sin olvidar la etapa por la que atraviesa el capitalismo en América Latina y el Caribe.
Sin lugar a dudas, los temas centrales de esta
convocatoria estarán enfocados en la presente coyuntura y la unidad de la
izquierda revolucionaria. Entiendo como revolucionarios a los que luchan para
conquistar el poder y construir el socialismo y comunismo.
La falta de unidad, dolor de cabeza, de la izquierda revolucionaria ha dificultado su presencia en la sociedad dominicana. Las relaciones, entre ellos, no pasan del mero formalismo, sin llegar al meollo del asunto. De ahí que la convocatoria es un intento, confrontar ideas, positivo, que desnudará una tétrica realidad que lacera lo más íntimo del movimiento revolucionario.
El valor histórico y presente de la izquierda dominicana, es
menospreciada por ellos mismos. Solo los partidos conservadores lo han "apreciado", beneficiándose, para garantizar perpetuarse en el poder, y les ha ido
muy bien. Esto, compañeros y camaradas, debe cambiar de raíz y prestarse a
evaluar la posibilidad de participar en las próximas elecciones del 2024. Los revolucionarios unidos y, con un programa y un esfuerzo unitario con sinceridad y transparencia, entrelazados con amplios sectores sociales, populares, progresistas y democráticos, le puede aguar la fiesta a cualquiera.
A la actividad han confirmado su asistencia cerca de 17 entidades y agrupaciones revolucionarias, y una cantidad considerable de personas independientes que giran alrededor de ideas progresistas, socialistas y comunistas. Un evento fuera de serie, si tomamos en consideración que el mismo es un reflejo de una preocupación sensible que no deja dormir tranquilo a los verdaderos revolucionarios.
La unidad de la izquierda revolucionaria, de los comunistas dominicanos, no es paja de coco. Es algo muy serio y complicado que no se resuelve con un decreto de ultramar ni mucho menos con buenas intenciones. El llamado a la unidad, a mi entender, tiene dos significados importantes: para enfrentar la coyuntura actual, y, otra muy diferente, unir a los portadores en teoría y práctica del Marxismo Leninismo. No son fáciles, los desafíos que hay por delante.
Continuando con la unidad de la izquierda revolucionaria, todos los intentos realizados hasta ahora han sido infructuosos, concluyendo en más divisiones y aislamientos. Lo que se debe tener en cuenta para no tropezar de nuevo con la misma piedra. Lo relevante en esta ocasión es lo referente a la coyuntura en desarrollo, lo que obliga observarla en función de la capacidad organizativa de los revolucionarios, y las oportunidades que brinda el momento para avanzar.
Las debilidades que exhibe la izquierda revolucionaria criolla deja mucho que desear, colocándola por debajo del nivel promedio de la latinoamericana y caribeña. La diferencia radica en que ellos interpretan, con los pies en la tierra, correctamente el momento para aprovecharlo y actuar en consecuencia, de acuerdo con las posibilidades objetivas del movimiento. Todos se han incorporado a la ola progresista y democrática para vencer vía electoral a los conservadores y sectores de la ultraderecha. Y la nuestra no debe ser la excepción.
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