Por: Francis Santana
(Dedicado al Padre Moncho en el quinto aniversario de su dolorosa partida)
Los principales partidos de la derecha ya están tirados a las calles promoviendo sus precandidaturas presidenciales y a otros niveles y desarrollando todo tipo de actividad proselitista en aras de irse posicionando de cara al certamen electoral pautado para el año 2024.
Leonel Fernández y su Fuerza del Pueblo mantienen una dinámica constante y cotidiana presentándose al país como una posible opción para relevar del poder al Partido Revolucionario Moderno en próxima contienda electoral.
El leonelismo y su Fuerza del Pueblo, muy a pesar de tener un pasado repugnante vinculado a la privatización de las empresas del Estado, a su complicidad con el narcotráfico, estar copado por un grupo de vulgares saqueadores de los recursos del erario público y tener en sus filas a un amplio núcleo de pasados oficiales policiales empapados de sangre por los crímenes cometidos contra nuestro pueblo; está en la calle haciendo politiquería, ofreciendo lo que no fue capaz de hacer durante sus 12 años en el poder y presentándose, (esta basura política neoliberal) como si se tratara de algo nuevo, superior o desconocido por el país.
Pero muy a pesar de esa larga y mal oliente cola que arrastran Leonel y los suyos, están tirados al ruedo político, haciendo concentraciones, reestructurando su grupo, haciendo una agresiva promoción publicitaria de su partido y de su candidato, ganando adeptos y confundiendo a gente buena e ingenua.
Por su parte, el Partido de la Liberación Dominicana PLD, que fue echado del poder en el 2020 por sus ejecutorias indecentemente corruptas, por su maridaje con grandes capos del narcotráfico, por su entreguismo al poder extranjeros y a sus empresas mega mineras, por su alocada e irresponsable carrera de endeudamiento externo y por mantener en la más burda impunidad a sus principales funcionarios corruptos; está también en las calles haciendo concentraciones, realizando juramentaciones fraudulentas, afirmando que con el PLD se vivía mejor y reactivándose en todo el territorio nacional mediante el proselitismo de sus precandidatos presidenciales.
Es decir, que hasta un PLD desacreditado en extremo y atravesando por gravísimas dificultades, está lanzado a la arena política electoral desde ya, tratando de ponerse en condiciones de tener una participación electoral exitosa en el 2024.
Y similar posición ha definido el Partido Revolucionario Moderno (PRM) en el poder, que viene desde hace tiempo y de manera soterrada promoviendo la reelección del actual presidente Luis Abinader; pero que muy recientemente, en un evento interno de ese partido, el presidente de la república llamó abiertamente a trabajar duro en todo el país para ganar las elecciones del año 2024 para mantenerse ejerciendo el poder político de la nación.
El PRM y sus aliados también están en la calle impulsando un proyecto releccionista que muy pronto va a involucrar a todo el funcionariado del gobierno utilizando los recursos del presupuesto de la nación, lo que le dará mucho mayor beligerancia y capacidad movilizadora, muy a pesar de que el actual gobierno viene desinflándose aceleradamente fruto de su política servil al poder extranjero, a su incapacidad manifiesta para atender los justos reclamos populares, al alza desbocada de los pecios de los artículos de primera necesidad, al crecimiento desmedido de la deuda externa, y por ser evidenciado como un gobierno de los grandes ricos y de la oligarquía que dirigen el país de espaldas al interés de las mayorías
Y mientras la derecha política y sus principales partidos políticos se enfocan en prepararse a tiempo para la contienda electoral del 2024, las fuerzas democráticas y de la izquierda revolucionaria que hemos manifestado la determinación de participar en dichas elecciones, no encontramos cómo arrancar, no tenemos iniciativas electorales comunes, no terminamos de entender que el tiempo se agota y que participar a última hora en un proceso electoral es lo mismo que hacer el ridículo.
La dinámica electoral de nuestro litoral político es tímida en extremo y todavía a estas alturas (a menos de dos años de las elecciones) no tenemos acuerdo político alguno entre quienes estamos dispuestos a incursionar en la lucha electoral y hacerlo unitariamente.
Se nos está pasando el tiempo en reuniones bilaterales intrascendentes, aunque las valoremos como históricas, no presentamos nuestras precandidaturas a ningún nivel, a excepción de la de Fulgencio Severino por el MPT.
Verificamos la existencia de grandes coincidencias en la lectura de la presente coyuntura y sus perspectivas; pero no cuajamos ningún nivel de acuerdo unitario y continuamos dedicados casi exclusivamente al fortalecimiento de nuestros grupos particulares y al impulso de la lucha reivindicativa.
No terminamos de integrar en un esfuerzo unitario y electoral a cientos de hombres y mujeres revolucionarios y de avanzada dispuestos a acompañarnos no solo en las luchas económicas y sociales, sino además en la participación electoral, asumiendo incluso determinadas candidaturas.
Es doloroso decirlo, pero al parecer las direcciones políticas de nuestra izquierda revolucionaria, patriótica y democrática, no están entendiendo absolutamente nada de cómo enfrentar con reales posibilidades de victoria la presente coyuntura, pues continuamos actuando similarmente a como lo hacíamos en los viejos tiempos en los que el sectarismo y la competencia irracional entre las organizaciones de izquierda eran las conductas predominantes en el escenario nacional.
El momento actual tiene que ser para arribar prioritariamente a un acuerdo político electoral y para la lucha popular, acuerdo este que trascienda la presente coyuntura y que sea capaz de integrar a la más amplia diversidad de organizaciones, sectores y personas del campo popular y democrático.
Lleguemos, con tiempo suficiente, a un acuerdo político con un programa que incluya importantes reformas y transformaciones, ahora, ¡YA!
Dejemos de estar dando vueltas en un círculo vicioso, rutinario y carente de verdadera vocación de poder.
Unidad ahora y mucho más allá de la presente coyuntura, para la participación electoral y el impulso a profundidad de las luchas del pueblo, es el reclamo urgente del presente momento político.
Tenemos que atrevernos a unirnos para avanzar hacia el poder de las mayorías.
Al cumplirse hoy 27 de junio del 2022, cinco meses de la partida irreparable del Padre Moncho, permítanme concluir esta breve reflexión con uno de sus llamados más contundentes a nuestra izquierda: “NOS UNIMOS O NOS HUNDIMOS”
Podemos vencer...Y venceremos.
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