lunes, 15 de agosto de 2022

Construcción de poder político en República Dominicana

Por Ángel Pichardo Almonte 

En los últimos días varias organizaciones y personas se han preocupado por la necesidad de aportar a la construcción de un nuevo referente político alternativo en la República Dominicana.

Varias iniciativas, algunas con tanto entusiasmo, que se han dedicado a recorrer la geografía nacional en búsqueda de dicho desarrollo y con el objetivo de participar independientes de los partidos que tradicionalmente han ostentado el poder político en el país.

Dentro de las iniciativas que sobresaltan se  hace referencia a la unidad de diversos sectores de la población políticamente activa, y se han propuesto, desde su análisis de la realidad y tomando en cuenta algunos elementos de la llamada cultura política dominicana, abrir el abanico de diferentes fuerzas políticas y sociales incluyendo el progresismo.

Los movimientos progresistas asumen fundamentalmente la libertad de las personas en términos sociales e individuales por encima de la libertad de mercado. En ese sentido, desde la inclusión de diversos estamentos de la sociedad, el progresismo incentiva y promueve reformas en lo económico, político, institucional y social para superar las desigualdades sociales.

Esta doctrina política y social  se orienta hacia el bienestar de las personas promoviendo la redistribución de las riquezas, la defensa de los derechos humanos, la participación ciudadana y la equidad económica y social.

El progresismo basa su postura ética en la socialdemocracia y el socioliberalismo, oponiéndose al neoliberalismo en lo económico y al conservadurismo, orientando sus críticas a los cambios en lo cultural, cuestionando el autoritarismo, el belicismo, el machismo, etc.

El progresismo suele asociarse en algunos países a la centroizquierda y la izquierda, sin embargo, también recibe el rechazo de ciertos sectores de izquierda que acusan al progresismo de ser pragmático, que sólo busca reformas en lo político, institucional y social.

Sectores de la izquierda tradicional dominicana han salido al frente cuestionando dicha táctica y algunos se han empeñado en fortalecer la idea de que una propuesta electoral alternativa debe ser única y explícitamente de izquierda.

Se hace necesario poder reflexionar y debatir sobre varios componentes, a los fines de que se construya una verdadera opción electoral que sea tomada en cuenta por el grueso de las grandes mayorías votantes y que, en última instancia, no se deciden a ejercer el sufragio por opciones distintas a las ya conocidas.

Este análisis debe pasar por cuestionar y transformar, además, las estructuras, instancias y normativas electorales que niegan la verdadera participación, y a nombre de la “democracia representativa” se cometen atroces injusticias que imposibilitan el ascenso de buenas y nuevas opciones políticas.

Se precisa de una profunda reflexión sobre el balance histórico de las fuerzas de izquierda en el país, sus mecanismos de inserción y participación en los movimientos reivindicativos, se requiere comprender la idiosincrasia política y las nuevas formas de participación de la ciudadanía, conocer a fondo la realidad política, económica, social y cultural de la gente, entre estos, identificar los nuevos cambios en los relacionamientos y forma de ser y pensar de nuestro pueblo.

Se hace vital, conocer y comprender las dinámicas económicas y con esto la profundidad de la lógica consumista y egoísta impuesta por los nuevos modelos económicos y la promoción de valores acordes a la búsqueda individual de soluciones a los múltiples problemas colectivos.

En fin, de lo que se trata es de desarrollar nuevas formas de análisis, comprensión de las configuraciones sociales, las nuevas formas de organización de la sociedad y las familias, comprender las distintas formas de cohesión social y sus manifestaciones cotidianas. Es decir, reconocer los cambios y asumir nuevas formas en el quehacer político.

Renacer con más bríos y creatividad para trascender viejas prácticas y esquemas, en muchos casos superados por la evolución misma de las relaciones sociales de producción y la manipulación.

Se debe aportar a trascender  la idealización de un mundo que solo existe en la cabeza de quienes no lo han visto ni escuchado transformarse.

Se precisa, por el momento, ir ampliando los horizontes para el debate, en este primer esfuerzo, aportar algunas líneas sobre la concepción del progresismo.

Con esto reconocer las oportunidades que podríamos tener en la República Dominicana para construir una opción política que aporte a desarrollar nuevo poder político y se avance en aspectos de la democracia, la justicia social, y la deuda de derechos conculcados por décadas en nuestro país.

Si es necesario retroceder dos pasos para reiniciar una nueva senda, hagámoslo, basta tener fuerza de voluntad, capacidad creativa y amor por el pueblo.

La historia del movimiento revolucionario está llena de hermosos ejemplos.

En el contexto cultural y político en la República Dominicana se requiere de ciertos niveles de comprensión y actitud para promover el acercamiento y organización de todos los sectores políticos que han estado comprometidos con los mejores intereses del pueblo.

En un primer momento, este proceso debe aportar a la construcción de una corriente política alimentada de la diversidad, y de un poder político alternativo, desde donde se promueva una visión y valores culturales acordes a una nueva visión que supere los males sociales creados por décadas de malos gobiernos, que han promovido en nuestro pueblo la dispersión, la violencia y la desarticulación social.

Fuente: Construcción de poder político en República Dominicana – El Desahogo Dominicano (wordpress.com)

Ángel Pichardo Almonte


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