sábado, 24 de septiembre de 2022

ASESINATO Y SEPELIO DE AMÍN ABEL

Por Fidel Soto Castro 

Sabíamos que la tenaz persecución contra el comando de emepedeistas que ejecutó el secuestro del coronel Crowley, tenía como objetivo, no el apresamiento, sino la ejecución inmediata. 

La noche anterior, el 23 de septiembre del 1970, fue asesinado el jovencito de 16 años *Rafael Abud Vargas* en  la calle Francisco Villaespea esquina Seybo, del barrio de Villas Juana, por agentes del Servicio Secreto de la P.N. Era parecido a Amin. Se confundieron, creían que era él. Esa noche una vida joven fue sacrificada por esa Gestapo que se mantenía al acecho en permanente estado de crueldad y crimen. Se dieron cuenta de su equivocación esa misma noche. 

Los nubarrones oscuros rodeaban a un ser muy especial. Decision y valentía, se sumaban a la sencillez y la humildad. Preclara inteligencia no se exhibía, solo se sentía en las acciones de una fragua que fundía el "pensamiento y la acción contra la injusticia". En Amin, se unían no sólo las ideas y la praxis. El constituía el ejemplo de lo que debe ser un comunista.

Ese 24 de septiembre del 1970, corrió como agua de un río desbordado la infausta noticia. No nos llenamos de odio, solo una altísima indignación y un dolor inmenso, nos cubrió toda el alma.

En la calle Moca número 9, estaba la casa paterna de Fidel Guzmán (a 40 metros aproximado de donde se cometió el crimen); la mía a dos cuadras; pero ya nosotros, desde hacía tiempo nos movíamos en la clandestinidad. La cercanía con la vivienda de Amin se unía a la física con su persona, que aunque nos separaba una militancia distinta, nos unían los naturales vinculos de la lucha revolucionaria, más aún cuando él fue un alto y querido dirigente del Catorce de Junio, del cuál formábamos parte, antes de formarse la Línea Roja del 1J4. No sabíamos que vivían o se escondían ahí.

El país estaba estremecido. Un crimen monstruoso. Un allanamiento con la representación legal de un fiscal. Asesinado delante de su esposa y sus niños. El cadáver dejado en la escalera, por donde corría la sangre. Esparcida la masa encefálica de un ilustre ciudadano, noble y puro, defensor de su patria.

Gran tragedia demostrativa del odio y la maldad de un régimen oligárquico burgués al servicio del imperialismo yankis.

Nos concentramos en la universidad, y allí nos sorprendieron varios compañeros que trasladaron el cadáver de Amin, desde la funeraria a la Facultad de Ingeniería de la universidad. Entre estos estaban el audaz Gordo Oviedo, Manolo Polanco, Teobaldo Rodriguez, Danilo Santiago y otros dirigentes y miembros del MPD y de la L.R. 1J4.  Pasamos el resto del día y la noche, en velada y vigilancia. El cadáver estaba tan blanco que impresionaba. Era como si toda su sangre se hubiera quedado fertilizando la tierra.

Me conmovía ver su cabeza rodeada por un pañuelo blanco sosteniendo el cráneo por la mandíbula. El disparo fue a quemarropa, por detrás de la cabeza que hizo saltar la tapa craneal.

El homicida, sargento P.N. Hermógenes López, cumplió la orden superior. Una bala calibre 45, segó la vida de un hombre que convirtió a Hermógenes en un "héroe" en un "valiente" en un "patriota"; igualado con Balá, Pechito, Estrada Malleta y tantos otros, de tantos tiempos, como los que hoy, todavía pululan como polillas sangrientas por las calles de Santo Domingo.

Partió el cortejo fúnebre de la UASD y en el cementerio de la Máximo Gómez, habló *Teobaldo Rodríguez, Radhamés Abreu, Leonardo Mercedes *y el autor de estas líneas por la L.R. del 1J4. Leí un fragmento de un artículo de Amin en el que  explicaba que sólo se debía tener *"miedo al miedo".* Y que : *" los revolucionarios siguen haciendo la revolución aún después de muertos. Cuando ya no nos queda voz para expresar muestras ideas; cuando ya no queda vida para empuñar el fusil; nos quedan todavía los huesos para que sirvan como astas de banderas".*

Desde lo alto de un panteón, mientras me dirigía a esa masa dolida y afligida veía el rostro de Mirna Santos. Desde sus tristes y acongojados ojos, salían lágrimas como fuente de un manantial para unirse en la tierra con la sangre derramada de Amin Abel.

Amín Abel Hasbún



F.S.

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