miércoles, 16 de noviembre de 2022

Solo para reflexionar

Por Rafael Chaljub Mejía 

El presidente de la Republica presentó los resultados alcanzados hasta ahora en los debates dirigidos por el Consejo Económico y Social acerca del paquete de reformas políticas e institucionales que propuso el poder ejecutivo. La discusión lleva más de un año, en la mesa encabezada por el CES se han debatido asuntos tan importantes como el medio ambiente, la electricidad, la minería, lo laboral, la ley electoral y de partidos. Está pendiente el debate relativo a la reforma de la Constitución.

Llama la atención la indiferencia injustificable que observó la mayor parte del movimiento de izquierda del país ante el debate de asuntos de tanta trascendencia como esos.

A quien se le excluyera de la mesa oficial del diálogo le ha quedado abierto es más importante de los escenarios, el de la opinión pública, el de la crítica, los planteamientos y también las propuestas en los medios de comunicación y si no se aceptan esas propuestas, entonces se educa al pueblo en el espíritu democrático y progresista de las mismas.

No vale el pretexto de que se trata de reformas y modificaciones propuestas por un gobierno como el actual, claro representante de las clases dominantes. Porque mientras no se logre el triunfo revolucionario de los oprimidos, en momentos no revolucionarios como el actual, nos tocará siempre marchar a contracorriente, librar la lucha en el campo ajeno y en ese campo mantener nuestras banderas y pelear por ellas con denuedo y con firmeza.

A los que negaban la pertinencia de participar en los parlamentos burgueses, Lenin les recordó que, en su lucha por la conquista del poder, los bolcheviques habían tenido que participar “en los parlamentos más reaccionarios del mundo”, los de la Rusia zarista.

Esa experiencia leninista ha encontrado poco eco en el movimiento revolucionario nuestro y todavía hay algunos que propugnan por el abstencionismo electoral y condenan a quienes participan en el único escenario en que se dilucida en nuestro país el problema del poder político.

No es necesario recordar la historia ya remota de las antiguas abstenciones ni el hecho histórico de que en los meses en que se discutía la Constitución de abril de 1963, el papel de los partidos de izquierda de ese entonces fue poco menos que nulo. Aunque meses después la mayor parte de esa misma izquierda se fue a las armas en defensa de esa Constitución que se hizo y se aprobó sin su concurso.

Lo preferible fuera que el régimen político, el marco jurídico e institucional, la constitución misma, se decidieran bajo condiciones revolucionarias, pero la realidad indeseada es otra y no hay que evadirla en nombre de una aspiración legítima pero imposible de cristalizar en el presente.

La ley de partidos y electoral, la modificación constitucional, la ley de plebiscito, el referéndum, las demás reformas que se introduzcan van a definir el marco en el que el movimiento de izquierda tendrá que desenvolverse y el deber político manda a hacer todo el esfuerzo por conquistar el margen más democrático posible, las condiciones más favorables para avanzar en la búsqueda de nuestros objetivos finales.

Fuente: Lucha, periódico del PCT. 2da. Edición, Nov. 2022. No. 401.

                                      Rafael Chaljub Mejía


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