jueves, 8 de diciembre de 2022

Marchas contra ARS y AFP presagian tormentas sociales

Por Francis Santana

El pasado 30 de noviembre se realizó la más multitudinaria marcha que se haya organizado en el país en lo que lleva el Partido Revolucionario Moderno (PRM) y Luís Abinader al frente del gobierno y del Estado dominicanos. 

Decenas de miles de médicos, maestros, abogados, hombres y mujeres de los más diversos sectores sociales y de los más apartados territorios de esta parte de la isla, marcharon desde el local del Colegio Médico Dominicano gritando a todo pulmón la consigna: NO MÁS ARS, NO MÁS AFP.

Participantes en esta jornada cívica, la compararon esta actividad (por su enorme concurrencia) con la primera Marcha Verde que se hizo en la capital contra la corrupción y la impunidad prevalecientes en los gobiernos del PLD.

Pero hay que hacer constar que marchas masivas de similar naturaleza a la antes señalada, ya han sido realizadas recientemente por el Colegio Médico, otras organizaciones gremiales y por distintos sectores en lucha en la misma capital, Santiago, San Francisco y en Azua, y todas han sido masivas y exitosas.

Y no podía ser de otra manera, porque en la sociedad dominicana viene creciendo la conciencia de que ya no es posible seguir aceptando la estafa de las ARS y de las AFP contra todo el pueblo.

Para tener una idea más clara de la magnitud de esa estafa, es interesante conocer lo que al respecto afirmó el doctor Fulgencio Severino, asesor sobre seguridad social del Colegio Médico Dominicano: “Es hora de ponerle fin al robo de las ARS y de las AFP, este sistema solo ha servido para que los dueños de las ARS ganen más de 150 mil millones de pesos en 15 años y las AFP han recibido jugosos beneficios y de continuar este modelo, recibirán más de 262 mil millones de pesos en ocho años” .

Lo que pasó el pasado 30 de noviembre con la portentosa marcha, es en gran medida una respuesta del pueblo a la estafa escandalosa y descarada que se ha estado cometiendo en complicidad con el Congreso y los distintos gobiernos a partir del año 2001 cuando fue aprobada la funesta ley 87-01 en el gobierno de Hipólito Mejía. 

 Es, además, el resultado inicial de todo un proceso de luchas ascendentes que viene desencadenándose en todo el país en más de 30 frentes de protestas y movilizaciones de todas las dimensiones.

Entre esas expresiones de resistencia encontramos el movimiento ambiental enfrentando la megaminería depredadora y al contubernio del gobierno con las mismas, en las regiones Sur, en el Nordeste, el Cibao Central y en la Línea Noreste, es decir, en todo el territorio nacional.

Por su parte, el movimiento feminista ha estado impulsando múltiples acciones en defensa de los derechos de la mujer y el pasado 27 de noviembre realizó una poderosa que estremeció la capital, demandando el cese de todo tipo de violencia contra la mujer.

Y en las distintas regiones del país se escenifican cotidianamente luchas locales y sectoriales, por carreteras, escuelas, puentes y tierra para los campesinos.

De igual manera, nos encontramos con movimientos de protestas contra los abusivos desalojos que cuentan con el respaldo del oficialismo y con denuncias y manifestaciones de indignación contra los atropellos policiales.

 Los obreros cañeros no han dejado de salir a las calles y piquetear los símbolos del poder, exigiendo sus legítimas pensiones ganadas a sangre y fuego durante toda su vida, en medio de la más brutal explotación en los cañaverales.

Han continuado los reclamos para que la llamada justicia independiente lleve los corruptos de ayer y de ahora a los banquillos de los acusados y a la cárcel.

Hay un clamor creciente en los barrios populares e incluso en sectores residenciales de clase media, alta y en todo el país, frente la dramática inseguridad ciudadana, en la que la delincuencia parece haberse situado en capacidad operativa por encima de las instituciones del orden público o convertidas estas, en sus cómplices y parte importante de la propia violencia y otras formas delincuenciales.

Al mismo tiempo, la gente está al grito ante los precios escandalosos de todo lo que tiene que comprar y ante la carrera alocada de préstamos internacionales que viene haciendo el actual gobierno; préstamos que comprometen gravemente el presente y el porvenir de la nación.

Y frente esa desastrosa realidad, encontramos un gobierno postrado y de rodillas a la oligarquía nativa, sumiso al poder extranjero y de espaldas por completo al sentir y a las legítimas aspiraciones de las mayorías.

Precisamente es ese cuadro, ese panorama nacional, que continuará estimulando las luchas masivas y crecientes, hasta convertirlas en un poderoso terremoto social, que va a desafiar en las calles, los planes reeleccionistas del actual gobierno de los grandes ricos y de las insaciables empresas extranjeras radicadas en el país.

Pero al mismo tiempo, debemos garantizar que las luchas que se vienen impulsando y que de seguro continuarán en ascenso, no sean utilizadas como carne de cañón para que el peledeismo morado o verde puedan recomponerse y volver al poder para reincidir gobernando, aliados al narcotráfico, como lacayos del poder extranjero, saqueando descaradamente las arcas del Estado y brindándoles absoluta impunidad a todos sus dirigentes corruptos y corrompidos.

Para que todo este torrente popular, pacífico y multitudinario de calles pueda alcanzar victorias de determinada trascendencia en la presente coyuntura, hay que garantizar que en medio del desarrollo del mismo, vayamos construyendo una alternativa política capaz de unir a todas o a la mayoría de las organizaciones y personas del campo popular y democrático de la nación y de nuestra diáspora, que levante un programa mínimo que se conecte con las verdaderas aspiraciones del pueblo y que se proponga objetivos realmente alcanzables, para ir sentando las bases para avanzar sólida e interrumpidamente al establecimiento de un gobierno democrático al servicio pleno de las mayorías, construido de manera gradual a través de una correcta combinación de las luchas populares de calles  con la participación en los procesos electorales.

El próximo año 2023, la lucha de calles bajo la vigorosa consigna: NO A LAS ARS, NO A LAS AFP sacudirá nuestro país de punta a punta.

Conduzcamos todo ese movimiento hacia un gran auge de la lucha de masas y que el mismo le sirva a un importante proceso de acumulación de fuerza para el campo alternativo en su disputa por el poder político de la nación, empleando todos los métodos  y formas de lucha que aconseja la presente coyuntura.

Francis Santana


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