Por Manuel Salazar
La experiencia electoral dominicana desde 1978 pone en relieve que cuando un partido llega al gobierno y no llena las expectativas de sus votantes, estos vuelven sus intenciones de votar al que este sucedió, al inmediatamente anterior; sobre todo cuando no aparece una opción nueva que exprese posibilidades significativas de ser poder.
Si es así, la desafección al actual partido- gobierno iría a cualquiera de las cabezas del peledeísmo, y no debe ser. De manera, que es de responsabilidad histórica construir la opción política electoral que dispute el poder al partido- gobierno actual y evite el retroceso.
Y en ese sentido, hay que entender que se presenta un espacio electoral en disputa, entre la opción nueva que se construye, y el peledeismo en cualquiera de sus dos versiones, leonelista o danilista; que, podría decirse, constituyeron ambas el modelo 20 años de gobierno peledeista, por lo que tienen de común una y otra; valga decir, la corrupción amparada en la justicia puesta a su servicio.
Ahora mismo, en el punto de coyuntura de hoy, el leonelismo puede ser valorado como un corredor por el que las masas del partido morado hagan una escapada a la persecución del ministerio público.
En esencia, el leonelismo y el danilismo han constituido un modelo de gestión de gobierno, con conductas esencialmente iguales, y que fue construido procesual y de manera continua en los gobiernos presididos por cada uno.
El distanciamiento de votantes al gobierno actual, o loconquista la opción nueva, o lo hace ese modelo peledeísta de gobierno.
Es por eso, que en esta disputa, el modelo peledeista del gobierno de los 20 años es blanco principal. La cuestión es entender que debe construirse una opción nueva de poder y evitar que ese modelo gane el desencanto al gobierno actual, se recicle y vuelva a administrar la cosa pública.
¿Quién amenaza quitarnos el espacio? Es una pregunta pertinente que debe ser respondida con mucho más pertinencia, para no errar en el blanco.
Tras el gobierno del Dr.Salvador Jorge Blanco, al cual enfrentamos con determinación y justa razón, ocurrió lo que nunca previmos y que de hecho descartamos desde el triunfo del PRD en 1978. ¿Quél fue? El regreso del Dr. Balaguer al gobierno (1986- 1996).
Continua…
Manuel Salazar
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