viernes, 28 de julio de 2023

La izquierda está atrapada de nuevo

 Por Fortune Modeste Valerio 

No hay forma de entender cómo un sector de avanzada en el aspecto ideológico, político y social puede tropezar, decenas de veces, con la misma piedra, sin poder hacer los intentos, reales y verdaderos, para evitarlo. Se podrá inferir que se han hecho los esfuerzos posibles para esquivarlo, pero al fin y al cabo se llega al triste final. 

A veces, pregunto, ¿será que están intoxicados con el mal uso de la teoría marxista leninista?, y, tienen tiempo, sin encontrar "la cerradura donde meter la llave". Realmente, estoy preocupado. No es posible que la izquierda latinoamericana, caribeña, haya despertado y encontrado el carril apropiado para avanzar, y la nuestra sigue resbalando, en lo seco, en el pasado y montando espectáculos de mal gusto. 

Doce de los diecinueve países de América Latina están gobernados por la izquierda y el progresismo. Una nueva ola progresista obteniendo tirunfos y enfrentada, vía electora y en las calles, con una derecha que no da "su brazo a torcer".

Señores, me perdonan, pero esto es de psiquiatra. Así decían en el siglo pasado cuando alguien cometía los mismos errores y no entendía ni un carajo. Algo hay que hacer y todos estamos en la obligación histórica de contribuir con el despertar de un conglomerado político, la izquierda; lo más sano que nos queda, hasta ahora.

Desde la década del 1960 la izquierda viene tropezando, con la misma piedra, como si nada. Y ahora, en los albores del nuevo siglo, se pretende continuar con esa mala práctica, proceder que, a la luz del análisis retrospectivo, refleja incomprensión de la coyuntura histórica y un manejo torpe de la teoría revolucionaria. Por el momento, no se puede permitir la repetición del mismo error, inclinando la cabeza hacia abajo, con un silencio cómplice. 

El gran pecado de la izquierda es obviar el proceso democrático, una equivocación que ha costado muy caro; desaprovechando oportunidades que otros usufructúan para beneficio personal, de grupos, y de clase. Construyeron la democracia, sin saberlo, con sangre, sudor y lágrima, y no han podido por pendejadas incorporarse a ella; las veces que han intentado ha sido con más miedo que vergüenza. 

Todavía, a esta altura del juego, no comprenden cómo entrarle a la maltrecha democracia que nos gastamos. Sus resquemores, cada vez que llega el proceso electoral, dan ganas de llorar, cuando no, de reír. Aunque las principales organizaciones de izquierda están de acuerdo con participar en ella, en muchas ocasiones, al juntarse, por una "picada de ojo" o una indelicadeza, arruinan el encuentro. 

En las próximas elecciones 2024, el progresismo y la izquierda, van cada uno por su lado, "como la res mala". Una prueba inequívoca de la incomprensión del proceso democrático y quedar atrapada por el individualismo, prejuicio y la superficialidad. Entidades que desempeñaron una participación precaria en las votaciones pasadas y con coincidencias coyunturales y programáticas; no tuvieron la delicadeza, lealtad y confiabilidad para presentarle al país una alternativa popular, progresista y de izquierda. 

Ustedes me dirán, si esto no está "color de hormiga". Un renombrado, periodista y amigo, ido a destiempo, siempre repetía en sus comentarios: "la izquierda burra". ¿Será verdad? En nuestra opinión, no es así; la izquierda, con sus virtudes y defectos, está confundida. Tiene que aterrizar a la, brevedad del tiempo, realidad para conectar con la gente y despojarse de la vieja política para poder limpiar un pensamiento perturbado por la desconfianza, amargura y la malquerencia. 

Las elecciones vienen y ahorita se van. Y la izquierda, desperdiciando oportunidades como nunca presentadas, para acortar distancia hacia el poder. Insertarse, con los pies sobre la tierra, en el proceso democrático, es la clave. Una lástima que los muchachos se dejan atrapar de nuevo por la perturbación mental que produce una coyuntural delicada y concluyan tropezando con la misma piedra de siempre.

Fortune Modeste V.


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