Por José, Chino, Bujosa
Soy de los que creo que la izquierda dominicana nació en un monasterio donde aprendió a perdonar, a no odiar y a no practicar la venganza. Eso explica que los asesinos de las hermanas Mirabal, de Manolo Tavárez Justo, de Caamaño de Amín, de Otto, del Moreno, Goyito García Castro, Orlando Martínez, etc. hayan fallecido en sus camas o estén vivitos y coleando en playas extranjeras y en el país.
Se acostumbraron a decir en cada entierro, a todo pulmón, frente a las víctimas. ¡Están cayendo los revolucionarios! ¡Viva la revolución ¡Y ahí terminaba todo! Y son los primeros en combatir la impunidad ¡Que ironía!
Si la memoria no me traiciona, sólo recuerdo dos hechos justicieros patrocinado por la izquierda, el atentado que segó la vida del archicriminal Chichi Bolón y los que atentaron contra el traidor Genao Espaillat. Empero, la derecha, contrario a la izquierda, nació en una carnicería siempre dispuesta a eliminar a todos los que atenten contra el poder, el gran capital, sus intereses y aspiren a cambios estructurales del modelo capitalista. Esa formación sacerdotal ha sido la razón del deterioro que hoy afecta a la izquierda y es lo que ha permitido, en parte, la fortaleza de la derecha.
Igual que la izquierda han actuado los liberales o los de centro izquierda, Los ejemplos abundan.
Recuerdo que previo al Golpe de Estado contra el presidente Juan Bosch, el coronel Rafael Fernández Domínguez le dijo que tenía un grupo de valientes soldados dispuestos a tomar preso a los militares que conspiraban contra su gobierno. La a respuesta de Bosch fue un no rotundo porque no quería derramamientos de sangre.
Lo mismo sucedió cuando Balaguer le hizo trampa en las elecciones de 1990, el pueblo quería tirarse a las calles a defender su triunfo, pero esas masas dispuestas a todo fueron frenadas por la dirección del PLD y del propio Juan Bosch que lo único que llegó a decir, en un claro desahogo, que estaba dispuesto a inmolarse como José Martí lo hizo en Los Ríos o repetir el ejemplo de Sandino en Nicaragua. pero solo fue un arranque emocional. Nada pasó.
Igual ocurrió en el 1994 cuando Balaguer le quitó la victoria electoral a Peña Gómez, había gentes dispuesta lanzarse a las calles a reclamar la victoria, pero fueron paradas por Peña Gómez porque no quería derramamientos de sangre. Empero la derecha no le tiembla el pulso para sacar de circulación a sus adversarios, el que tenga dudas que recuerde los 12 años de Balaguer donde fue ultimado, después de caer prisionero, el prócer de abril de 1965 Francisco Alberto Caamaño Deñó y nada sucedió.
Sus asesinos están, algunos vivos, y los que no fallecieron en sus camas. O sino vean el video de Malleta, uno de los criminales de las hermanas Mirabal bailando merengue en Miami. Y la revelación del poeta Tony Raful de que Ciriaco de la Rosa, otro criminal de las Mirabal, trabajaba como sereno del local del PRD en la Florida.
Repito ya entiendo porque la izquierda dominicana cada vez que enterraba a uno de los compañeros abatido por la policía balaguerista, se conformaba con decir, frente a sus restos: ¡Están cayendo los Revolucionarios! ¡Viva la revolución! Comprendo también porque la izquierda, por lo general, recuerda a sus grandes muertos celebrando misas a sus memorias.
Siempre he dicho que después del ajusticiamiento del tirano Trujillo aquí faltó un Fidel Castro quien después del triunfo de la revolución dio paso a la justicia popular condenando al patíbulo a todos los criminales del régimen depuesto. Si hubiésemos actuado así o procesados en los tribunales todos los verdugos y asesinos de la Era de Trujillo y Balaguer quienes ultimaron a una parte importante de nuestra juventud de seguro que la República Dominicana hubiese sido la República del Mundo en justicia y desarrollo.
José, Chino, Bujosa
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