Por Hadas thier*
Al mismo tiempo, la estructura que determina a la clase trabajadora imprime en ella la tendencia a desarrollar la conciencia de clase. En este sentido, es posible identificar una definición secundaria de la clase trabajadora en función de su conciencia y de su actividad.
Marx distinguía entre la clase trabajadora como una «clase en sí», definida por su relación con los medios de producción, y una «clase para sí», que se organiza para luchar activamente por sus propios intereses. Como explica Ste. Croix:
Los individuos que constituyen una clase determinada pueden ser o no ser completa o parcialmente conscientes de su propia identidad y de sus intereses comunes en tanto clase, y pueden sentir o no el antagonismo hacia los miembros de otras clases. El conflicto de clase (la lucha de clases, la Klassenkampf) es en lo esencial la relación fundamental que existe entre las clases, e implicaexplotación y resistencia, pero no necesariamente conciencia de clase ni actividad colectiva, política, o de otro tipo. Aunque es muy probable que estos rasgos sobrevengan cuando una clase alcanza cierta etapa de desarrollo y se convierte en lo que Marx (utilizando la jerga hegeliana) definió como «una clase para sí».
Una clase para sí es una clase organizada. La posición de clase común crea las condiciones objetivas que nos conectan y nos unen. Pero, si deseamos pasar de esta posibilidad objetiva a un avance subjetivo, debemos combatir las divisiones que se producen al interior de la clase y las formas en que las opresiones de raza y de género, entre otras, afectan a los trabajadores.
Los socialistas y otros militantes de la clase trabajadora pueden jugar un rol fundamental a la hora de forjar una política solidaria y ayudar a que la clase en sí emerja como una clase para sí.
*Activista y socialista en la ciudad de Nueva York y autora de «A People's Guide to Capitalism: An Introduction to Marxist Economics». Tuitea en @HadasThier.
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