Por Narciso Isa Conde
Al cumplir un año de vida, el Gobierno de Luis Abinader-PRM y de los magnates del gran capital está empeñado en abrir las compuertas hacia la privatización de las principales fuentes de aguas que han resistido la embestida depredadora y contaminadora de las últimas décadas. El instrumento a emplear son las denominadas Alianzas Público-Privada (APPS), propias de la estrategia neoliberal que imponen EE.UU y UNION EUROPEA con ayuda del FMI, BM y BID.
El agua, que es vida, que es un bien común, está seriamente amenazada de ser convertida en negocio privado mediante la gravitación combinada de una ley y un pacto de agua que incluyen la instalación de empresas APPS dedicadas al negocio en las principales fuentes de agua del país. Un año de vida se conmemora con una amenaza de muerte, todo en aras de ganar-ganar a favor del gran capital.
La crisis de agua, que no es paja de coco, provocada por el accionar depredador y contaminador de la clase dominante-gobernante, favorece el negocio privado en tanto el deterioro de cuencas, la alteración del ciclo de aguas nacionales, la disminución de reservas y caudales reducen la oferta, encaren el bien y aumentan la rentabilidad de eventuales operaciones del capital privado (vía APPS), financiadas a base de la capacidad de endeudamiento del Estado y administradas por el sector privado.
El pacto propuesto es entre Estado y empresas privadas, cuando debería ser entre el Estado y las comunidades, que sí saben de escasez y del valor del agua para la vida de los seres humanos y su entorno natural; y se resisten, por razones de sobrevivencia, a que un recurso natural que es de todos/as- crucial para la continuidad de la vida de la isla y la sociedad- sea convertido en mercancía y fuente de ganancias de unos pocos magnates.
Si la salud y la educación son derechos y no deberían ser negocios, el agua con mayor razón. El agua es vida y con la vida de un país y una sociedad, no se juega ni se negocia. Privatizar el agua equivale a privatizar la vida, poniéndola al servicio del lucro privado.
El control del agua por las élites capitalistas equivale al dominio absoluto de la sociedad humana, a la dictadura total sobre la vida. Y esa determinación, en medio de la crisis de agua que afecta al planeta y al país, guarda una estrecha relación con el declive de EEUU y del sistema imperialista occidental, fenómeno que potencia su voracidad y su desesperado empeño en recuperar y concentrar poder.
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