IRA. ASAMBLEA NACIONAL DEL PCT
Atrevernos...
A una competencia virtuosa para cambiar el contexto tradicional de la izquierda y el progresismo, y construir una Coalición política- electoral trascendente. Hacerlo sería una victoria adelantada de todas las partes, que así se inscribirán en una lógica de GANAR- GANAR; que el movimiento gane, cualquiera que sea el resultado para las partes participantes.
Sería el presagio de un cambio de contexto para la izquierda y el progresismo, el inicio de la construcción unitaria de una Nueva Mayoría en busca del poder político.
Al confirmar la decisión del X congreso, de trabajar para un gran acuerdo político electoral del progresismo, la izquierda, y sectores de la Ciudadanía activa; la Primera Asamblea Nacional del Partido Comunista del Trabajo (PCT) llama a los sectores concernidos en esa posibilidad, a que nos atrevamos superar las maneras tradicionales con las que se ha trabajado la unidad en nuestro país, y encontrar en el pueblo y sus luchas de masas, la vía para superar los particularismos.
Tenemos que seguir impulsando las luchas populares, como lo hemos venido haciendo en defensa de una Seguridad Social Digna; en rechazo a los fideicomisos que privatizan bienes y recursos públicos; en defensa de los derechos democráticos de los trabajadores y del pueblo; escenarios en que hemos construido una unidad inquebrantable de criterios y de voluntad que está de nuevo alentando la participación masiva del pueblo en las jornadas cívicas de reclamos.
Lo mismo debe ocurrir en el plano de la política y el esfuerzo por presentar una opción electoral con vocación de poder. El pueblo también tiene que ser decisorio en los acuerdos político- electorales hacia una participación unitaria en las elecciones del 2024.
En el pueblo deben decidirse las candidaturas, y superarse las diferencias. Si los partidos tradicionales hacen primarias competitivas, la izquierda y el progresismo deben hacerlo con más veras; porque se asumen defensores más consecuentes de los procesos democráticos y la participación activa de la ciudadanía en los mismos.
Somos conscientes de los riesgos de hacer esto. Porque hay toda una tradición, ya casi cultura en el progresismo y la izquierda, del no entendimiento entre sí, y de dañar con los pies lo que piensa con la cabeza.
Este peso muerto pesa mucho, y genera mucha incertidumbre.
Pero tenemos también bastante experiencias en la misma lucha social, que nos confirman que sólo mediante mecanismos en que la sociedad participe, se puede validar cualquier opción.
Sólo la participación de la sociedad puede convocar adhesiones y entusiasmos que se sobrepongan a la estrechez y el sectarismo.
Por eso, tenemos que atrevernos a desarrollar una competencia virtuosa en la sociedad. El solo hecho de hacerlo es una victoria para el progresismo y la izquierda, porque desmiente la estrechez y el sectarismo que con justa razón se le atribuyen.
En ese entendido, asumimos una precandidatura, con el interés claro de ganar la nominación de la candidatura presidencial del conjunto alternativo. Pero junto a este interés particular, asumimos también que esa precandidatura debe contribuir a promover el proyecto unitario; trabajar por un gran acuerdo. Y como una cuestión necesaria y urgente en nuestro movimiento, esa precandidatura debe contribuir al desarrollo de una actitud democrática y de tolerancia entre las partes; en tanto y cuánto está dispuesta a la competencia sana, la emulación, la complementariedad, y la aceptación de lo que resulte en una medición de las competencias con otras propuestas.
Reconocemos los riesgos de este rumbo en un movimiento dominado por la competencia muchas veces con métodos burdos, y sin experiencias en este tipo de proselitismo. Son riesgos reales. Pero son presente solo Atrevernos es la palabra clave entre nosotros los eslabones orgánicos del movimiento.
Por eso tenemos que atrevernos a buscar un gran acuerdo y a concertar, involucrando a la sociedad, donde esos estigmas tienen poco espacio para manifestarse, y así ocurran, ahí mismo se vuelven casi nada. Incluso, para reducir o eliminar los conjuros, se debiera apelar a la JCE electoral; y por demás, es seguro que el movimiento puede contar con equipos de la ciudadanía que arbitren y sirvan de garantes a los acuerdos.
Esa competencia virtuosa sería lo nuevo y diferente en la práctica unitaria de la izquierda.
Atrevernos es la palabra clave.
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