Por Rafael Chaljub Mejía
Ha llegado el momento de que el Gobierno dominicano restablezca las relaciones oficiales con el Gobierno nacional de Venezuela y se reencuentre con un país y un gobierno amigos con los cuales nunca debió producirse la ruptura.
Juan Guaidó fue un invento siniestro del presidente Donald Trump y sus cómplices de Occidente. Guaidó nunca tuvo legitimidad ni sentido de existencia.
Nunca tuvo control de nada en Venezuela, ni territorio, ni instituciones, pero lo pusieron en pie como a un títere y él indignamente, se prestó a hacerle el juego para terminar donde cualquiera debió prever que terminaría.
De Guaidó queda el daño enorme que le hizo a Venezuela, en el empeño de aislarla, de privarla de miles de millones de dólares depositados en bancos extranjeros, como el de Inglaterra, a nombre del Estado venezolano. El gobierno constitucional del presidente Nicolás Maduro nunca pudo hacer uso de esos fondos en medio de las dificultades enormes que ha enfrentado.
La misma Plataforma Unitaria Opositora que apoyaba a Guaidó terminó abandonándolo y ahora mismo, parte de ella, dialoga con Maduro. Los norteamericanos, que apadrinaron al títere, hace tiempo que han entrado en negociaciones con el gobierno del presidente Maduro.
El gobierno del presidente Danilo Medina cayó en el error de sumarse al concierto que pretendió aislar a Venezuela y ante lo que la realidad y el tiempo han puesto en evidencia, el gobierno actual tiene ahora la preciosa oportunidad de volver al plano de la amistad, la buena relación y la hermandad con un país que ni siquiera en los peores momentos, ha sido hostil hacia nosotros.
En circunstancias como las que vive el mundo del presente, lo que menos necesita la República Dominicana es el alejamiento y la ruptura frente pueblos hermanos, sino buen entendimiento y relaciones de beneficio recíproco con otros países. Además, el fuero ajeno se respeta. En ese espíritu de respeto mutuo, Venezuela y Colombia acaban de reencontrarse.
El actual gobierno dominicano, que al inaugurarse encontró las relaciones rotas. No tiene ahora, como no la tuvo nunca, ni causa ni razón para seguir junto al grupo de gobiernos que injustamente rompió con Venezuela hace cuatro años.
Y ahora, ante el colapso de Guaidó, y cuando países como España, siempre agresiva contra la Venezuela bolivariana, han dado el paso, el jefe del Estado dominicano tiene la oportunidad de rectificar responsablemente, aquel acto inamistoso y hostil que nunca debió cometerse.
Fuente: https://eldia.com.do/una-rectificacion-necesaria/
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